miércoles, 23 de marzo de 2011

EL LIBANES

La última vez que vi al Libanés bajaba por la calle Gaztambide tocando la armónica.
Le acompañaba un sequito de diez o quince personas que daban palmas y coreaban la letra de un blues improvisado (en ingles con acento libanés) que cada dos versos tenía la palabra beibe, y que él mismo cantaba entre soplido y soplido para regocijo de su comparsa, y supongo, desgracia de los vecinos.
El último tequila le había hecho olvidarse por completo de la tendinitis que desde hace unos meses le tortura después de cada concierto.
Minutos antes trataba de hacerle el lío a Edu Fernández en la puerta del Gatuperio (donde acabábamos de tocar). El que fuera guitarrista de la Delta Hot Blues se hacía el duro “… ni de coña, todavía me debes quince pavos…” pero el Libanés le ponía su mejor sonrisa, por lo que me temo que al final consiguió lo que fuera que quisiese.
Después me pareció verle un segundo pasando al lado de la barra del Siroco en plan Speedy González, en dirección a la puerta de la calle, luego ya no supe más de él hasta el día siguiente. Micus, su compañero a la guitarra en Doc, me dijo que habían acabado en casa de no se quien, con no se quien, y que aparte de no dejarle dormir, había saqueado la nevera de su anfitrión.

Fue el Patillas quien me habló del Khoury por primera vez, y quien me apañó una cita con él.
Se presentó como Khoury (pronunciado Curi), así que creo que lo segundo que le pregunté fue el por qué de su nombre. La respuesta me encantó.
Resulta que su abuela paterna, Vicki, se ganaba la vida ejerciendo el oficio más viejo del mundo en el barrio de la Concepción, así que del abuelo del Libanés solo se sabe que en algún momento pasó por la Conce…y que nueve meses después la buena señora dio a luz un crío y continuó con su vida.
Años más tarde pareció en escena un libanés (este sí era de verdad libanés) que estaba en España haciendo negocios. El árabe se encariño tanto con Vicki que le dio a ella un futuro y a su hijo, el padre del Libanés, su apellido. Así, la mujer salió de la calle, e Ignacio, que así se llama en realidad el Khoury, pudo bacilar de apellido exótico delante de sus colegas tan solo una generación después.
O sea, que como han podido comprobar, el Libanés resulta que no tiene nada de libanés.

Lo que sí tiene es una telecaster bastante molona y una Gibson acústica, modelo Sheryl Crow, que los muchachos de Gibson España le han prestado para hacer la gira conmigo y preparar las canciones de 1432.
Antes de empezar los ensayos le conté la idea, todo ese rollo entorno al disco y las canciones. Desde entonces hemos trabajado casi a diario en ellas, tocándolas cotidianamente, atentos a las pistas que los conciertos y los ensayos nos daban.
En este sentido su aportación ha sido muy importante porque el Libanés tiene los oídos muy bien puestos, y es trabajador y simpático; una actitud que termina por colarse en los temas para condicionarlos y ensancharlos todo lo que dan de sí.
Con respecto a la gira, pueden imaginarse… nos ha quitado algo de salud y nos ha dado alimento para el “otro estomago”, ese que alimenta la esquelética musculatura del superhéroe de barrio; y algo de dinero, que por supuesto hemos malgastado en tonterías.

¿Algo más del Libanés?... bueno, es un poco jipi, me refiero en lo musical.
Aunque apenas tiene veintitrés años su rollo es The Band, la Creedence, etc, pero también se pone ñoño con el country e histérico con el blues.
¿Qué más?... pues podría pasarme horas escribiendo pero creo que les he dicho lo justo para que se hagan una primera idea, el resto tendrán que averiguarlo por su cuenta.
Primer personaje del elenco, Ignacio Khoury Cincunegui, a la guitarra.
Un aplauso por favor.

jueves, 10 de marzo de 2011

Bienvenidos a 1432

Hasta el momento he tenido dos aventuras musicales a las que he dedicado toda mi energía, y que me han dado supermomentos y algún disgustillo, pero puedo decir, sin ninguna duda, que me lo he pasado de pelotas. Tanto Buenas Noches Rose como Le Punk me han llevado de viaje en todos los sentidos. Para hacerse una idea de la trayectoria musical de estos viajes quedan los discos grabados, tres con BNR y cuatro con Le Punk, los conciertos y la gente que he ido encontrando por el camino. Así que a ambas bandas les debo casi la totalidad de mis amigos, casi la totalidad de los sitios que he visitado y alguno de los lugares que he acabado conociendo bien, y en los que me encuentro como en casa.
O sea que mi primera mención es para los fulanos que me han acompañados estos años, increíbles personajes dignos de salir del imaginario de un escritor suburbial, músicos y amigos, hermanos algunos. Pero después de tantos años creo que me ha llegado la hora de hacérmelo solito.
Me gané en estos años de carretera el derecho a dibujar mis propios paisajes sónicos y deambular por ellos a mi antojo, utilizando como única brújula mis propios deseos y necesidades, y así, en este punto es como nace mi propia carrera musical bajo el nombre de Alfa, mi apodo desde la adolescencia.

1432 es el nombre que llevará mi primer disco en solitario.
1432 porque es el número que en el calendario musulmán corresponde al 2010/2011, y que en mi calendario personal significa el comienzo de una nueva cosa, que no el final de nada.
A pesar de que no corren buenos tiempos para la música y de que las Musas tienen que adaptarse a trompicones al lenguaje que la comunicación inmediata demanda, he peleado por no dejarme arrastrar por el ritmo vertiginoso que los nuevos hábitos de consumo imponen; y me he parado a hacer un disco; un álbum, no una colección de canciones, sino algo que tuviese sentido en su conjunto.
Esto no quiere decir que me vaya a marcar un muermazo al estilo setentero, ni una paja mental “conceptual”, cada canción tiene su espacio y cada una de ellas pesa por sí misma… solo que caminan juntas, y hacia el mismo sitio.
El disco tiene el nombre de un año (1432) porque las canciones, doce, recorren un año entero, mes a mes, reproduciendo sensaciones propias de cada estación, climas, colores, estados de animo…o sea, que he aprovechado para ir haciendo, mientras vivía este periodo de cambio, mi propio calendario en el que en vez de fotos de tías buenas, bomberos solidarios, o paisajes del Tirol, hay canciones.
Ya… ¿y porque 1432 y no 2011 o 2012?...bueno, convendrán conmigo que sacar un primer disco bajo el nombre de Alfa llamado 2012, o sea “Alfa 2012”, seria mas propio de un especial de Cuarto Milenio o Año Cero… o en el peor de los casos, daría pie para ser el titulo de un articulo promocional en Solomotor, Supermotor o Motor 16, hablando de las excelencias del ultimo engendro burgués de la casa Alfa Romeo…y eso sí que no…

Las doce canciones que componen 1432 fueron brotando de manera natural y cuando ya eran suficientes para formar un repertorio, me puse en marcha. Busqué unos cuantos conciertos, veintiocho, por toda España con la intención de que las canciones fuesen madurando en directo.
Hoy las canciones que componen el disco ya están maduras para ser maquetadas. A finales de abril me iré con el Libanés, el guitarrista que me acompaña desde que empezó la nueva andadura, a la Mancha, a Daimiel, a un estudio rodeado de gigantes, a maquetar los temas con un par de guitarras acústicas en lo que será el principio de la producción de la grabación de 1432. Luego me juntaré con el resto de la banda para acabar grabando el disco propiamente dicho en septiembre.

¿Quién serán mis Partners?
La verdad es que la alineación de 1432 quita el hipo. A parte del Libanés a la guitarra me acompañaran el mítico Patillas, mi compañero en Le Punk, Dats, batería de Yogurt Daze, Pereza y Le punk, gigante rítmico, amigo de la infancia. Los vientos los serán para Alex y Frankie, No Reply, Le Punk. El pianista todavía es un misterio, pero… ¿que pianista no lo es?
Por fin, Dani Alcover (Dover, La Vaca Azul, De Pedro, etc. etc.) me ayudara a producirlo.

¿Dónde?
Pues cogeremos todos los chismes y nos montaremos un estudio de grabación en un antiguo pajar al que le tengo echado el ojo, en Asturias. Y dijo que le tengo echado el ojo porque es el pajar contiguo a la casa de mi familia. Un tremendo caserón sito en una aldea de montaña astur donde habitan la vertiginosa cifra de 25 personas.
Así pretendo volver a lo más profundo de mis raíces familiares, a la casa donde desde hace unas cuantas generaciones ha vivido mi familia, para empezar desde allí este nuevo viaje.
A demás, está la tranquilidad, el monte, la buena comida, y un montón más de factores que también han de sonar en el disco.
Si todo sale bien, el disco saldrá a la calle en febrero del 2012, lo que nos dará diez meses para disfrutarlo antes de que llegue el fin del mundo.
De todas formas, por si acaso no cae ningún meteorito, seguiré componiendo… ¡¡Apocalipsis a mí!!

Un abrazo